Cabañas Manzanar fueron construidas en maderas nativas (raulí, coihue, roble) con techo en tejuelas de madera de 4 aguas en un terreno de 1.565 m2 con amplios lugares para estacionamientos, una pequeña cancha de baby-fútbol y espacios para hacer los exquisitos asados de cordero, chivos, vacuno o cerdo. Poseen cómodas camas, estufa a combustión lenta, refrigerador, vajillería y todo lo necesario para su comodidad. Son pioneras en cobijar cálidamente hasta 25 turistas nacionales y extranjeros, centrando su mayor servicio en "un buen dormir" como también en una cordial atención y orientación a sus clientes. En ellas se han hospedado desde profesionales de todos los ámbitos a pequeños comerciantes o personas anónimas inspiradas sólo en la sencillez de los poblados alejados de la gran urbe, dejando de lado el "tedioso mundo del estrés".